sábado, 27 de agosto de 2011

Llamada inesperada

Me encantaría que esta noche te deslizaras entre mis sábanas mientras durmiera y me abrazaras. Y que luego por la mañana me despertaras con uno de esos besos tuyos que me endulzan el día. Eso es lo que más deseo en el mundo. Y si eso no puede ser, me encantaría que me llamaras a las tres de la madrugada sólo para decirme lo mucho que me añoras. Y, aunque me enfadase o simplemente no te hiciese mucho caso, puedes estar seguro de que al levantarme, me acordaría de cada una de tus palabras con mucho cariño y sonreiría como una tonta durante el resto del día. Porque tú me haces feliz. .



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